Ser lesbiana o gay y desarrollarse como tal es algo que indiscutiblemente viene unido a nuestra propia relación con los demás. Una persona se autodefine homosexual cuando ha asumido de forma personal que siente atracción hacia las personas de su mismo sexo (homosexual individual). Esta etapa interior del propio individuo, no alcanza su punto más alto hasta que la conciencia de lesbiana o gay no se pone en común con el resto de la sociedad (homosexual colectivo). Es decir, hasta que no se lo cuentas a otros, hasta que no lo haces público.
Pero esta puesta en común para con los que nos rodean, no significa que no seas lesbiana o gay anteriormente si no lo has contado a nadie. En absoluto. Los propios mecanismos de interactuación, en la sociedad, la educación que hayamos recibido, el ámbito rural o urbano en el que hayamos crecido, el ambiente familiar, y otros factores sociales, hacen que la asunción de la condición sexual de un individuo por sí mismo se produzca a diferentes edades. Por eso hay muchos homosexuales que asumen su orientación afectivo-sexual en distintas etapas de su vida.
Como decía anteriormente, no es lo mismo asumir de forma individual que sientes una atracción afectivo-sexual hacia las personas de tu mismo sexo, que poner en común este sentimiento con los que te rodean. Este acto de hacer pública la condición sexual al resto de la sociedad (homosexual colectivo), es lo que se conoce como “salir del armario”.

Está claro que una vez que la salida del armario de un/a homosexual empieza a hacerse “real”, es decir, que cada vez son más las personas que conocen tu orientación sexual, también hay que estar preparado/a para enfrentarte al rechazo que en muchos ámbitos de tu vida diaria te vas a encontrar. Por desgracia, ser lesbiana o gay y vivirlo con plena naturalidad no está totalmente aceptado en algunos de los sectores de la sociedad. Cuando esto te ocurra, lo primero que tienes que pensar es que nunca debes dar marcha atrás. Te ha costado mucho aceptar por ti mismo tu condición afectivo-sexual, y los comentarios o desprecios que puedas llegar a sufrir por parte de alguna persona no deben repercutir en tu propia felicidad y desarrollo como individuo.
En tu propia felicidad y desarrollo como individuo.
Mario Suárez
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